No era un pelo rubio

Vers. Larga
TIEMPO DE LECTURA  2 min

 

Lo miro, lo miro y lo remiro. Una y otra vez. Día tras día, ducha tras ducha, espejo tras espejo. Es un pelo rubio me dije. O quizás un reflejo natural de mi pelo rubio, castaño o como sea que se llame el color de mi color. Eso sí, natural como la vida misma. Claro que si. Curioso convencimiento. Mi consuelo de tontos perduró dos primaveras. Corté por lo sano. O bueno, extirpé por lo sano. Quise enfrentarme a mi otro yo, la del espejo. Me diseccioné, comparé, investigué. Incluso pregunté a mis seres queridos y allegados. Esos que te dicen la verdad porque es lo mejor para ti, o no. En este caso no. Sabían el trauma que me causaría y decidieron optar por secreto de sumario. Algunos más convincentes que otros me aseguraron que se trataba de un cabello color miel opaco – color que jamás había oído en mi vida, pero que para el caso me servía-. Debo confesar que algunas carcajadas acomplejadas en el momento de la pregunta me hacían sospechar que mi destino me estaba llamando. Aún así, quería pertenecer al bando de la resistencia. Al bando de esas personas que, a ver, tengo 23 años… Me negaba a pasar del “que mona, si aún tiene cara de bebé” al “puta vieja”. Pero cuando armé el puzle me dije: este es el fin. No había vuelta atrás. Aquel consuelo tan tonto había llegado a su etapa final para llevarse consigo un pelo que resultó no ser rubio. Ni un reflejo. Resultó ser mi primera cana. Y la extirpé. Y aún no me han salido más. He dicho. O si, pero si no lo veo no lo creo. Y si lo veo lo volveré a esconder hasta la siguiente primavera.

 

Vers. Corta
TIEMPO DE LECTURA  40 seg

 

Lo miro, lo miro y lo remiro. Una y otra vez. Día tras día, ducha tras ducha, espejo tras espejo. Es un pelo rubio me dije. O quizás un reflejo natural de mi pelo rubio, castaño o como sea que se llame el color de mi color. Eso sí, natural como la vida misma. Claro que si. Curioso convencimiento. Mi consuelo de tontos perduró dos primaveras. Corté por lo sano. O bueno, extirpé por lo sano. Quise enfrentarme a mi otro yo, la del espejo. Me diseccioné, comparé, investigué. Pero no había vuelta atrás. Aquel consuelo tan tonto había llegado a su etapa final para llevarse consigo un pelo que resultó no ser rubio. Ni un reflejo. Resultó ser mi primera cana.

 

Adapt. Monólogo de humor

TIEMPO DE LECTURA  1 min

 

Para empezar, una pregunta así directa:

¿Os gusta el color de vuestro pelo?

 

No, lo digo porque a mi también

Y por eso, yo… día tras día, ducha tras ducha, y espejo tras espejo me lo miraba

Miraba mi color y me decía:

¡oye, que bonito mi pelo color miel opaco!

Y repente, caí en ese pelo.

Ese pelo de color y textura sospechosa. ¿Sabéis de lo que os hablo no?

Y me dije… ¿será un pelo más rubio de lo normal?

¿Será un reflejo?

 

ERA UNA CANA

¡¡MI PRIMERA CANAAA!!!

 

Allí supe que inmediatamente había pasado del “que mona, si aun tiene cara de bebe” al “puta vieja”.

 

Y nada, con esta reflexión tan bonita, os dejo preocupados para que sembréis la duda en vosotros mismos en el próximo espejo que os miréis.

 

 

Gracias

 

Adapt. Soneto
TIEMPO DE LECTURA  30 seg

 

Lo miro, lo miro y lo remiro

Día tras día y baño tras baño

Detecto algo un poco extraño

¿Se tratará de un mini delirio?

 

Mi pelo color miel claro admiro

Sé que en realidad me engaño

Pero no me quiero hacer daño

¡Ha llegado la hora del suspiro!

 

Mi primera cana ha emergido

Adiós a mi eterna juventud

Escasos consejos me han servido

 

Yo ya me veo en un buen ataúd

¡Pero eso si! Aún no me he ido

Porque todavía yo tengo salud